TECHO BUSCA ALIANZAS EN ESPAÑA PARA COMBATIR LA POBREZA EN LATINOAMÉRICA
- Paola Ibarra
- 13 dic 2016
- 2 Min. de lectura
TECHO ha establecido su primera red de contactos con entidades, autoridades y potenciales embajadores en España para contribuir a proyectos de lucha contra la pobreza extrema en América Latina a través de la captación de fondos y campañas de solidaridad.
Con más de una década de experiencia en América Latina y el Caribe, la organización sin ánimo de lucro ha abierto este año su primera sede en Europa en Londres, desde donde un equipo multidisciplinario coordina su trabajo con otras ciudades del continente.
Las primeras actividades en España consistirán en la presentación de programas de ayuda al desarrollo y la búsqueda de apoyo de instituciones y colaboradores en favor de la captación de recursos y la promoción de concienciación social sobre la pobreza. TECHO, que recibió el Premio Rey de España de los Derechos Humanos en 2011, ve en España “un aliado natural y fundamental” para la lucha de la pobreza en Latinoamérica por sus lazos históricos y culturales, señala Sebastián Smart, director de Desarrollo Corporativo de TECHO en Londres
La expansión de sus operaciones a Europa cumple, además, el objetivo de potenciar nuevas redes y crear oportunidades entre jóvenes voluntarios y personas sin recursos de América Latina. “Es muy interesante ver cómo, poco a poco, voluntarios de Inglaterra, Alemania, Bélgica y otros países se compromete a los objetivos de TECHO”, afirma Sebastián.
Pobreza, comunidad y concienciación
TECHO trabaja como una red liderada por jóvenes en 19 países en América Latina y el Caribe, e interviene en 400 de los asentamientos más precarios del continente mediante la coordinación de 60 oficinas regionales. Hasta la fecha, más de 600.000 voluntarios han colaborado y más de 93.000 familias han conseguido una vivienda decente con TECHO. En el terreno, los voluntarios conviven durante dos días con familias sin recursos para construir un módulo habitable prefabricado de 18 metros cuadrados de unos 1.300 euros. Los habitantes de la casa contribuyen en un 10 % al valor de la unidad.
El programa se desarrolla desde una perspectiva multidimensional a corto y largo plazo. Por una parte, las construcciones son una mejora de transición inmediata en las condiciones de vida. Por otra, el trabajo conjunto permanente de los equipos promueve la consolidación de valores de liderazgo y solidaridad dentro de las comunidades a través de asambleas y reuniones. Al mismo tiempo, los jóvenes voluntarios entran en contacto con realidades de exclusión social radical, lo que les permite conocer en profundidad el problema de la pobreza.
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